A diferencia de Nokia, que está exultante, la crisis ha golpeado duro a Sony Ericsson que, según los informes sobre los resultados globales, redujo su beneficio neto un 97% en el segundo trimestre del año comparado con el mismo periodo de 2007. De ganar 220 millones de euros, la compañía ha pasado a ganar sólo seis millones.
Además de eso, la cantidad de teléfonos vendidos en el segundo trimestre fue de 24 millones, algo menos que en 2007, además que el precio promedio de venta por unidad bajó de los 125 del 2007 a los 116 euros de estos días, lo que lo pone en una situación complicada.
Por todo esto, Sony Ericsson se dispone a suprimir 2.000 empleados en todo el mundo… de una plantilla de 12.000 estará quedando casi el 20% afuera, cosa que no es un buen signo.
Veremos que sucede en lo que queda del año.